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Prior days:
It’s been a long while since I met a person like you.

Day 6:
I am finding troubles at believing you are real and everything is happening is real.

Day 13:
It’s becoming louder and louder a voice within me acknowledging how amazing all of your things are.

Day 20:
I’m surprised I was not aware of how many reasons and things were pointing this out.

Day 28:
I ask myself where were you this whole time.

Day 34:
I’ve noticed everything being so natural with you is the reason why I haven’t noticed until now.

Day 44:
I keep wondering to whom, or what, do I have to ask permission to allow myself to experience all of it anew.

Day 61:
The more time passes the more that urge for answers fades away.

Day 63:
I’m starting to realize how cherised were the memories I held for your past self from back then.

Day 79:
I’m starting to notice your essence in all the strings that hold the world together.

Day 80:
I am beginning to see tomorrow in a different colour.

Day 99:
I can hear the heartbeat. It is starting again.

Cognitive dissonance

In the field of psychology, cognitive dissonance is the mental discomfort (psychological stress) experienced by a person who simultaneously holds two or more contradictory beliefs, ideas, or values. The occurrence of cognitive dissonance is a consequence of a person performing an action that contradicts personal beliefs, ideals, and values; and also occurs when confronted with new information that contradicts said beliefs, ideals, and values.

 

— Cognitive dissonance: Wikipedia, the free encyclopedia. Retrieved from https://en.m.wikipedia.org/wiki/Cognitive_dissonance, Aug 4, 2018.

སྨོནཋང

“[…] posteriormente trepé a uno de los picachos del territorio loba, más adentro, para no perderme esa visión del poderoso Brahmaputra. También desde un poco más arriba del pueblo pude contemplar a mi gusto el Tíbet al Nordeste y al Oeste, mientras al Sur tenía todo el Mustang a mis pies. Su territorio parecía un océano de olas retorcidas y atormentadas, un mar fosilizado derramándose entre dos cordilleras, y terminando junto a las islas, blancas de nieve, del Annapurna y el Dhaulagiri, que se alzaba al Sur. Casi cien kilómetros me separaban de aquellas cimas, que parecían estar allá abajo mismo; tuve la sensación, que nunca había sentido antes, de hallarme en pie sobre el mundo entero, la mitad del cual bajaba a mis espaldas hacia el Tíbet y Mongolia, mientras que la otra mitad se extendía ante mí, descendiendo en dirección a la India y a un universo tropical. Si de verdad el mundo tenía techo, sin duda era éste. Ciertamente, había encontrado el “horizonte perdido”, un pequeño mundo recluido y oculto en una de las zonas más inaccesibles de nuestro planeta.

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“Llegado el momento”

10.7.16

Llegado el momento
De la verdad,
No quiero respirar del eco
Que emana de los recuerdos.

No quiero separar
Del presente las aristas de lo perfecto,
Llegado el momento.

No quiero disimular
Que las fieras de mi fuero dictan,
Los meandros que el caudal renuevan,
de aquel río donde mecerán al ego.

No quiero recordar,
En tus cabellos el rostro que aquellos cubrieron.