Monthly Archives: March 2016

To the frustrated researcher

“The scientific career has been called a carnivorous god. Perhaps more appropriately it may at times appear a soul-devouring god. However, by no means does it need to take on this aspect. Whatever dangers personal weaknesses and social pressures may present to the investigator, he can rise above them. He can retain the enthusiasm of youth which led him to contemplate the mysteries of the universe. He can remain grateful for the extraordinary privilege of participating in their exploration. He can incessantly find delight in the discoveries made by other men those of the past and those of his own times. And he can learn the difficult lesson that the journey itself and not only the great conquest is a fulfillment of human life.”

– Curt Stern: Thoughts on Research. Science, 1965

Otra perspectiva de alguien de quien ya se ha hablado más que suficiente

Me he leído la biografía de Steve jobs.

Hacía tiempo que quería comenzar a leer cosas más reales y menos ficción. Cosas relacionadas con el mundo en el que vivo, y no con mundos que van más allá. Es lógico, cada vez tengo más y más presente que las cosas funcionan de ciertas maneras y que, ni yo las voy a conseguir cambiar por completo, ni tampoco me interesa cambiarlas todas. Lo cual no quiere decir que no deba saber un poco cómo funcionan. El cómo se desarrolla una idea y se acaba montando un negocio a su alrededor, una fuente que permita crecer a dicho proyecto. El tipo de dificultades que se encuentra uno a lo largo del tiempo. Y como ésas, mil cosas más. También es cierto que me pilla en un punto de bastante inflexión respecto a ciertos eventos futuros que decidirán el curso de mi vida a medio plazo, en los próximos años. Me gustaría estar preparado para ello, y por todas estas razones y mezcla de algún capricho, decidí probar con la historia de este hombre.

Y me he dado cuenta de muchas cosas. Continue reading

expatriate

Este año llego un poco tarde para hacerle un homenaje a mi tierra, pero más vale tarde que nunca.

Es un poco triste que en muchas ocasiones uno sepa valorar sus raíces sólo después de haber sido expatriado. Sea como sea, la tierra de origen se acaba cobrando así su aprecio.

Y éste ha sido mi caso. Vivir fuera de tu tierra (no ya de tu ciudad) te hace ver muchas cosas y aprender a valorar otras tantas. Jamás me imaginé hablando de estas cosas, y hoy día no alcanzo a imaginar qué sería de mí sin pensar en ellas.

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