Author Archives: beykex

Sobre la envidia

Escuchado en el podcast de Ángel Martín con Angy. Quien me hubiera dicho a mí de adolescente que estos dos acabarían hablando y que darían tremendo insight vital:

“La envidia tiene un componente de yo quiero ser tú, pero [si ese] querer estar en su lugar tiene el más mínimo porcentaje de “ojalá no te hubiera pasado eso a ti”, si tiene lo más mínimo de eso, [entonces no se está entendiendo bien.]”

“Yo creo que todo lo que no sea celebrar el hecho de saber que eso que ha conseguido esa persona significa que se puede conseguir, significa que no se están entendiendo las reglas del juego. No entiendo que no seamos capaces de coger a cualquiera que consiga algo que a nosotros nos gustaría como ejemplo de por dónde hay que ir.”

Se dijeron muchas más cosas interesantísimas ese día y otros muchos días con mucha otra gente. Yo acabo de descubrir que esto existe y me lo estoy pimplando como el que se pone a comer pipas. Debería retomar terapia? Sí. Que este podcast es más barato y me tiene al tanto pensando de todos estos temas? También.

Sueño de una noche de academia

(He rescatado y expandido esto de un hilo de twitter que borré haciendo purga de la cuenta por si acaso se va todo al traste por culpa del Melon Tusk.)

Hace unos meses tuve un sueño lúcido o vívido, en el que un profesor de universidad que tuve daba una clase a la que decidí ir de oyente. Paraba la clase varias veces para señalarme, mofarse e invitarme a marcharme por no estar a la altura, como en Whiplash pero sin llegar a revolear sillas. El tipo decía frases como “Recordemos que fuiste de los que peor se te daba resolver los problemas en X asignatura, así que, que haces aquí?” o “ Espero que no tenga que explicar las cosas de manera más fácil para Alberto, no voy a permitir que por culpa de alguien que no siga el ritmo todos mis alumnos se queden sin transformarse en auténticos profesionales de su hobby”.

Lo curioso es que en el sueño yo ya había defendido la tesis y estaba haciendo el postdoc, como ahora. O sea, que estaba siendo juzgado en un entorno de grado universitario, como si mi corta experiencia no valiese de nada. Como si yo no valiese nada. No me enteré de nada de la clase, lloré en silencio aguantándole la mirada y sentí que la frustración me paralizaba, pero no me marché de la clase. Aunque me sentí fuera de lugar, rechazado y humillado, no me marché porque 1) no iba a entrar al juego, 2) por demostrar que no se me doblega a base de esa actitud, y 3) porque irme hubiese significado defender la barrera elitista en la ciencia y estoy totalmente en contra de eso.

Cuando me desperté yo entendí que todo esto refleja miedos profundos de no encajar en la ciencia como profesión, de no estar al nivel de rigor que se exige para ser un buen científico. Y también un miedo a que la gente que me importa guarde un juicio de mí tan distinto del mío hacia ellos. Y supongo que también conecta con el miedo a sentir que no se pudiere comprender una situación como la mía de carrera corta (aunque sé que no es algo único, y trabajo constantemente en dejar de hablar de ello o de traerlo a la conversación, porque el tiempo va pasando y mi situación se va normalizando poco a poco).

Otra cosa que me impactó y a la que le estuve dando vueltas fue mi reacción dentro del sueño. Como decía arriba, fue un sueño vívido y tenía una sensación enorme de certeza de que aquello era real. Y a pesar del posible miedo que tuviese, me enorgulleció mi reacción de mantenerme firme y no entrar al juego. No iba a esconder que eran unas palabras hirientes, y que me afectaban, pero me aseguré de marcar una diferencia entre cómo me hacía sentir y cómo reaccionaba ante ese dolor. Todavía creo que fue lo mejor que pude hacer.

En fin, el poder de la mente. Lo bueno es que 1) fue un sueño, 2) ayuda a identificar raíces de los miedos, 3) muchas otras experiencias reales dicen lo contrario de lo que se propuso aquel profesor en mi sueño. Como leí una vez, no hay peor tormenta que la que se monta uno solito en la cabeza.

Like sailings of old

When I think of my love for you, I am reminded of the same intensity Mediterranean sailors from 1000BC would look at the stars at night. To feel awed, guided, and inspired. I wake up every morning longing for that same feeling of exploration they might have had, of wondering if they would ever be able to reach them, see them with their own eyes, explore their arrays of universes, and ultimately sit next to them and glance back at the Earth, at that same sea where another sailor might be looking in their direction. I feel that same thing, whenever I wake up and find you next to me, your laying calmly as a temple of ages lost, covered in vines and layers of memories untold, bathed by the purple dawn light that veils the morning sky. I feel the urge for an answer, will I explore those universes that your eyes promise, that I notice in your stance whenever I look at you and see you focused on your day to day little things? Will I see those treasures and jewels announced by your smiles, with my own eyes? Will I do it next to you, and finally sit the two of us together, above and beyond all the stars and universes and stories yet to be told and lived by those that will come after us, and glance back at everybody that will look at the sky and remember us as constellations, as the gods we become in our loving?

I want the answers to these questions and I want them now. Because I cannot wait to live the rest of our eternities together, as inseparable as the sea and the stars have appeared to every sailor that crossed our dearest most beloved waters.

I remember Barcelona: a playlist of four years of my life

It is no news that I lived in Barcelona and that time proved life-changing in all the aspects from personal to professional. This blog itself was mostly abandoned during that time save for some personal notes here and there and the twist of content is palpable. It is no news either that, as with most people with life-changing experiences, there is music associated to it. As I grew up during those years, so did my knowledge and taste in music. My moving out of that city was somewhat abrupt and, as has been noted to me, it was followed by a thing called pandemic that prevented a full processing and closure of all the memories and experiences during that time. Thus I had been ruminating the idea of making a playlist of those four years of my life for a while. And earlier this week I said, what the hell have I been waiting for?

Thus, ‘I remember Barcelona’ was born.

 

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