Nintendo ha sido siempre mi referente en el mundo de los videojuegos. Me crié con sus mejores franquicias (Pokémon/Mario/Zelda/Metroid), con la Gameboy y todas las portátiles sucesoras (familia Advance y familia DS), y siempre he estado al tanto de todos sus lanzamientos. Desgraciadamente, por falta de recursos y de tiempo no pensé nunca en adquirir una 3DS, porque veía innecesario eso de las dos pantallas superiores para hacer el efecto 3D. Pero, dado que Nintendo ha mimado mucho últimamente su catálogo de juegos (Que si OOT, los hermanos Mario, la secuela de A Link to the Past, un Smash Bros en camino, Pokémon XY…), he consultado en mi cabeza la posibilidad de pillármela y empezar a buscarme los buenos juegos que tiene.
Y, precisamente, el otro día Nintendo anunció un nuevo miembro “”””low cost”””” para la familia 3DS: Nintendo 2DS, del tamaño de la original, sin visagras, y sin el hardware para generar el efecto 3D que poseen sus hermanas más viejas. Pero todo el mundo parece opinar que Nintendo está metiendo la pata de nuevo.
¿Por qué?
Si analizamos la estrategia de Nintendo sin profundizar demasiado, no hay que ser muy avispado para darse cuenta de que últimamente lo único que le interesa es vender, vender y más vender con un margen de flexibilidad mínimo ante la demanda de su público. Por ejemplo, se lleva oyendo que Nintendo ha estado metiendo la pata desde que anunció la 3DS: eventualmente se puede resumir en que los nintenderos pedían una 3DS de menor precio, frente a lo que ha reaccionado con un rediseño innecesario que, sobre todo, destaca porque no puedes cerrar la consola. Asimismo, Nintendo hace las conversiones de precios a lo bruto, de forma que 130 dólares (precio en USA) no equivalen a los 98 € correspondientes aquí, sino a 130 euros. Y como la familia 3DS posee bloqueo regional, es inútil comprarla fuera de tu país. De modo que, cuando la diferencia entre el modelo normal y el “low cost” es de escasos 15 o 20 euros, es para pensárselo.
Yo no le encuentro mucho sentido a por qué la Nintendo 2DS debe de tener esa forma. Tras haber visto comparaciones de tamaños y muchas imágenes, quisiera creer que el diseño es más ergonómico y portátil de lo que parece, y que detrás de esa aparente metedura de pata hay una buena explicación. Pero para nada promete que sea así.
Ojalá todos nos equivoquemos y realmente merezca la pena. Hasta el momento, seguiré esperando a poder comprarme una 3DS para jugar a los que más ganas le tengo; pero, sobre todo, esperando a tener tiempo para hacerlo.
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