Author Archives: beykex

To the frustrated researcher

“The scientific career has been called a carnivorous god. Perhaps more appropriately it may at times appear a soul-devouring god. However, by no means does it need to take on this aspect. Whatever dangers personal weaknesses and social pressures may present to the investigator, he can rise above them. He can retain the enthusiasm of youth which led him to contemplate the mysteries of the universe. He can remain grateful for the extraordinary privilege of participating in their exploration. He can incessantly find delight in the discoveries made by other men those of the past and those of his own times. And he can learn the difficult lesson that the journey itself and not only the great conquest is a fulfillment of human life.”

– Curt Stern: Thoughts on Research. Science, 1965

Otra perspectiva de alguien de quien ya se ha hablado más que suficiente

Me he leído la biografía de Steve jobs.

Hacía tiempo que quería comenzar a leer cosas más reales y menos ficción. Cosas relacionadas con el mundo en el que vivo, y no con mundos que van más allá. Es lógico, cada vez tengo más y más presente que las cosas funcionan de ciertas maneras y que, ni yo las voy a conseguir cambiar por completo, ni tampoco me interesa cambiarlas todas. Lo cual no quiere decir que no deba saber un poco cómo funcionan. El cómo se desarrolla una idea y se acaba montando un negocio a su alrededor, una fuente que permita crecer a dicho proyecto. El tipo de dificultades que se encuentra uno a lo largo del tiempo. Y como ésas, mil cosas más. También es cierto que me pilla en un punto de bastante inflexión respecto a ciertos eventos futuros que decidirán el curso de mi vida a medio plazo, en los próximos años. Me gustaría estar preparado para ello, y por todas estas razones y mezcla de algún capricho, decidí probar con la historia de este hombre.

Y me he dado cuenta de muchas cosas. Continue reading

expatriate

Este año llego un poco tarde para hacerle un homenaje a mi tierra, pero más vale tarde que nunca.

Es un poco triste que en muchas ocasiones uno sepa valorar sus raíces sólo después de haber sido expatriado. Sea como sea, la tierra de origen se acaba cobrando así su aprecio.

Y éste ha sido mi caso. Vivir fuera de tu tierra (no ya de tu ciudad) te hace ver muchas cosas y aprender a valorar otras tantas. Jamás me imaginé hablando de estas cosas, y hoy día no alcanzo a imaginar qué sería de mí sin pensar en ellas.

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El día que tuve que redactar una entrada en el mundo real (I)

Esta madrugada volvía en avión pensando en el tiempo que llevo dejando pamplinas por internet. Han pasado más de siete años desde que empecé el blog, y en los principios tenía una malsana obsesión por publicar cosas. A decir verdad, en lo que a mi vida respecta poco había que contar en aquel entonces, y más bien me dedicaba a recopilar datos y cosas y hacer de este sitio una especie de bitácora de apuntes de cosas que me interesan. De cuando en cuando me vuelve a dar la vena de hacer aquello, pero para nada sigo en la misma línea.

Y la gracia es que ahora sí que considero que hay cosas de las que hablar. Pero, precisamente, cuantas más cosas te pasan y más te ocupas menos te vienen las ganas de sentarte a contarlo. No voy a darme el sermón a mí mismo de por qué hacemos o dejamos de hacer eso; ni viene al caso ni es de incumbencia de nadie que pueda acabar aterrizando aquí. El noventa y nueve por ciento de las veces simplemente es que no me da la gana de sentarme a escribir como estoy haciendo ahora, y el uno por ciento restante lo dedico a postear absurdeces o fragmentitos en otras plataformas, en las que sí que soy bastante más activo.

Es en twitter donde llevo unos días quemando al personal con el tema que me ha traído de cabeza este último mes. Para quien aún no lo sepa soy biólogo, y comienzo la tesis doctoral en cuestión de meses; y, como viene siendo hora a mi edad, conviene empezar a pensar cómo independizarse económicamente del todo. Por esta razón existen un sinfín de becas que plantean buenas opciones remuneradas, y yo he tenido que irme a la más exigente de todas. No me interesa entrar en más detalles, pero en su formulario de solicitud se pide redactar una especie de “memoria” donde te explayes sobre tu vida y tus aspiraciones. Más americano imposible.

Y al mismo tiempo, aunque no por lo americano, más yo imposible.

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