Empecemos diciendo las cosas claras: yo no soy una mujer así que qué sabré yo de muchos temas de aquí hoy. Nací, he sido socializado, y me identifico como hombre. Tengo sesgos latentes, como cualquiera criado en sociedad, pero hay que trabajar por despojarse de los mismos. Por eso hago disclaimer de que hoy toco varios temas de los que me es imposible llegar a conocer y entender a tanta profundidad y niveles como ellas. Pero lo haré de la forma más comprensiva, respetuosa, y partidaria posible.
Sigamos diciendo más cosas claras: Japón no es el país en cuya producción cultural uno piensa de primeras cuando se busca ejemplificar valores feministas. Allí se combinaron costumbres austeras de feudalismo insular heteropatriarcal junto con el milagro económico y ocupación estadounidense, una lumbre perfecta para un caldo de consumismo misógino aparentemente inagotable. Día sí y día también se aprueban, lanzan, emiten, y comentan decenas de capítulos de manga y anime con ideas férreas y cuadriculadas de lo que tiene que ser una mujer, de los rasgos que se consideran deseables, de lo que es moralmente correcto y lo que no. Ya sean shonens, shojos, historias de aventura, de fantasía, de drama, de ciencia ficción, de comedia. Nada se salva.
Por eso extraña encontrar mangas que subvierten esto desde sus cimientos y a un nivel de comentario elevado. Por eso extraña más aún que venga de la mano de un autor, y no autora. Pero igualmente aquí estamos hoy, hablando de Claymore.
(¡se avecinan spoilers!)
Intro
En Claymore seguimos la historia de Clare, una joven que pertenece a un grupo de mujeres con capacidades de combate sobrehumanas llamadas Claymore. Las Claymore erradican Yoma, bestias-demonio que cada tanto se infiltran en pueblos disfrazándose de humanos para alimentarse de personas. Pero no es una guerra abierta: las Claymore son comandadas y coordinadas por una Organización sin nombre que parece gobernar en las sombras. Son frías, calculadoras, metódicas, y resolutivas, a la par que fuertes, atléticas e increíblemente bellas, y por supuesto… obedientes e infalibles. Son las soldados perfectas. Pero no es tan sencillo, y esconden mucho más de lo que parece.
Si bien es muy aclamada, la historia de Claymore ha dividido a sus fans a cuenta de su arco final en relación a la trama general. Hay quienes dicen que la trama es confusa y pierde fuelle porque promete una serie de cosas que no cumple (como una sublevación para acabar con la guerra en el Continente, o una explicación completa del lore, o por qué Clare no mata a Priscilla, o por qué no se arrejunta con Raki). Pero ese final no debería resultar extraño si nos paramos a pensar en los temas de los que trata verdaderamente la historia.
Main Theme
He leído muchas opiniones desubicadas que postulan que el tema de Claymore es la guerra y las consecuencias de la guerra (quizás porque en la recta final nos enteramos de que la tierra donde ocurre la historia es una isla de pruebas de armas biológicas para uno de los dos bandos de una guerra en un continente). Pero… es que el tema de Claymore no es la guerra.
Creo que la gente confunde ambientación con el tema, lo cual da lugar a comentarios como “el manga no sabía cómo terminar”, “me faltaba tensión entre los personajes”, o mi favorito: “la historia no es tan buena como [posible versión de la trama, que nunca existió o pasó y que por lo tanto no es parte del texto, pero contra la que igualmente voy a comparar el texto original porque a mí se me antoja]”.
Recuerdo que “el tema” era una de las cosas que más me costaba encontrar cuando hacía comentarios de texto en lengua (una de las artes perdidas de la humanidad). O sea, que no culpo a quien lo haya confundido sin querer. A veces es complicado; quizás yo mismo lo hubiera confundido hace años, si hubiese empezado a ver Claymore de adolescente. Pero en el año 2025 de nuestro Señor, tras unas cuantas lecciones de vida, me resulta difícil no ver que el tema de Claymore es el yugo de la mujer en la sociedad opresora y la unión entre compañeras como respuesta; es decir, la sororidad. La sororidad como método de abolir la opresión del patriarcado, la sororidad como sistema de apoyo entre personas (concretamente mujeres) aisladas, como contracultura, como respuesta organizada ante el control sistémico.
Exploración del tema en la historia
El dúo temático de yugo/sororidad campa a sus anchas por todo el texto, ya sea de manera explícita o implícita, y con muchísima carga simbólica. Lo vemos al comenzar, cuando se cuenta que existen cuarenta y siete Guerreras biomodificadas, de mente fría, sin emociones, capaces de aniquilar hordas de demonios como si nada. Pero que responden a pies juntillas a una organización liderada por hombres, que las mantienen separadas a lo largo y ancho del territorio, aisladas, sin darles motivo ni interés en conocerse entre ellas. También cuando nos explican el proceso de entrenamiento y lo que conlleva (cerrar su corazón como metáfora de un estancamiento en el desarrollo emocional, además de una extirpación quirúrgica poco detallada que tiene una fuerte carga misógina). Se explora en detalle con el paralelismo entre el Despertar, el clímax sexual, y el abrazar una vida guiada por las emociones. Una liberación transformadora e irreversible de la persona que eres; vemos muchos casos de Claymores que Despiertan y se vuelven máquinas de destrucción, pero en general vemos cómo aquelles que sobreviven acaban recuperando la habilidad de retomar su forma física y su capacidad de funcionar “en sociedad”. Y en el subtexto de que solo hay mujeres claymore porque son más fáciles de controlar para que se abstengan ante la tentación de sucumbir a esos placeres. Lo vemos en cuanto vemos las cartas negras como método de autoregulación al asesinarse entre ellas. Y en cómo las tornas comienzan a cambiar cuando un grupo de ellas decide no odiarse si no ayudarse y apoyarse mutuamente.
Este tema también lo vemos comentado por lo inútiles que son los esfuerzos de la Organización desde el primer momento. Todos los experimentos que hacen con las Claymores salen mal; por ejemplo, las niñas que coordinan su psique para permitir los Despertares controlados. Se supone que las entrenan desde bebés para no tener sentimientos y no ceder ante nada. Pero en el momento que una de las dos muere, la otra se derrumba y se vuelve “un arma inútil” para la organización. La Organización no entiende para nada lo que están intentando controlar, hasta el punto que todo el sistema de Claymores tiene un “mecanismo de seguridad” para el momento inevitable en el que se corrompan y “se echen a perder”. Conforme pasa el tiempo, nuestra visión fatalista de la Carta Negra pasa a ser entendido como un síntoma ilustrativo de lo mal planteada que está la Organización. No sé si queriendo o no, pero consigue ilustrar muy bien el océano de diferencia que hay entre la cosmovisión del Patriarcado (la Organización) y las mujeres.
Contrastando el tema con las espectativas
La gente que dice que es decepcionante no ver el mundo exterior ni resolver la causa de la guerra, no ha entendido que eso no es lo importante. Todos sus argumentos se basan en una perspectiva de ficción masculina (de shonen), y esta no es una historia de lore masivo, ni de exploración de mundos imaginarios, ni de guerras cataclísmicas, si no de personajes. Se les hace poca cosa porque están ignorando, consciente o subconscientemente, los problemas de los personajes femeninos, ya que todos puntos de la trama donde “no pasa lo esperado” se corresponden con las protagonistas tomando agencia de la situación en base a sus convicciones.
Quien dice que Clare pierde fuelle por no matar a Priscilla, no entiende que lo que Clare necesitaba, como personaje, era vivir su vida para encontrar otras cosas, no la venganza ciega alimentada por emociones reprimidas, como método de respuesta ante todo lo malo que emana de la Organización.
Quienes se quejan de la trama zigzagueante no ven que nos están enseñando a las personajes crecer y conocerse entre ellas. Están luchando constantemente, tanto dentro del campo de batalla como fuera, cuando deciden plantarle cara a la organización simplemente por tener amigas y cuidarlas, por permitirse tener y experimentar sentimientos, por comenzar a apreciar la vida en lugar de tirarla por la borda a cada misión que pasa.
Esto, que algunos dentro de la historia (y también fuera de la historia) consideran “volverse más débil”, acaba siendo clave para derrocar el sistema, e incluso para plantear un acercamiento y reconciliación para aquelles que se dieron (y cedieron) a la perdición y el círculo de violencia, como a muchos personajes que vamos conociendo.
En conclusión
Creo que, desde esta perspectiva de género, esos agujeros desaparecen y la historia queda bastante redonda. Por eso me hace mucha gracia (no) que el trato que ha recibido ha sido mayoritariamente de “premisa cool, diseños cool, dibujos buenísimos, monstruos cool, transformaciones cool, combates cool, pero historia meh”. Es muy meta-lingüístico, considerando que va de mujeres oprimidas malentendidas.
Que yo sé que hacer un comentario así no es fácil y que nadie nace sabiendo, pero me preocupa el bajo nivel de comentario crítico que puede hacer la gente. En cierto modo Claymore es un Caballo de Troya shonen, como un vehículo perfecto para hacer llegar muchos de estos temas y problemas a una audiencia relativamente polarizada. Pero cuando el heteropatriarcado echa raíces fuertes, es difícil hacer llegar mensajes. Es importante hacérnoslo mirar, con éste y con otros tantos temas en los que podemos tener sesgos.
Y no sé qué más se puede decir, aparte de recomendarla. La verdad es que no me esperaba encontrarme con una historia tan buena y de tantas capas, y no puedo más que recomendarla. Merece un hueco en la estantería donde van Berserk, Jujutsu Kaisen, Chainsaw Man, y FullMetal Alchemist.
(Ea, una entrada menos, este borrador es de hace casi un año!)

