Movidas de lunes y trenes

Esta historia empieza el pasado lunes 17 de noviembre. Yo no odio los lunes, pero este lunes sí me odió a mí.

Por la mañana salí de mi casa en taxi para la estación de trenes, para coger un tren (8:50) a Sevilla. A las 10, cerca de Dos Hermanas, el tren se enlentece como pocas veces. Al rato (10:20) se detiene en la estación de Dos Hermanas. Nos avisan de una demora por incidencia en otra estación cercana. A los 10 minutos, se abren las puertas del tren y nos dicen que no seguirá circulando.

Son las 10:30. Escribo a varia gente, pregunto, oigo y me aclaro, consigo subirme a un bus que lleva hasta una parada de metro en la periferia de Sevilla. Me subo al metro.

Son las 11:50. Pillo asiento en el metro y me coloco la mochila en el regazo. A los 10 segundos noto la mochila mojada. Justo es mi parada. Me bajo, abro la mochila, y los 10ml de té que me quedaban en el termo se han desparramado por dentro, mojando mi portátil. A base de kleenex y escurrirlo, veo que está saliendo té frío del puerto de carga. (Update del día siguiente: cuando llegué a casa lo abrí entero y no vi nada, pero el martes me di cuenta de que el módulo donde está el puerto ethernet, un puerto USB, un lector de microSDs, ha dejado de funcionar. Yupiii).

Son las 12. Con todo lo que ha pasado, ya doy por perdido el día de trabajo, así que empiezo a pensar cómo volver. Temiendo que vayan a cerrar Sevilla entera por averías, como ya pasó la otra vez, decido comprar un billete de autobús de vuelta.

Me acerco a la estación y lo compro. Anulo mi tren de las 6, pensando que podré disputar lo del billete de bus con Renfe. A los cinco minutos avisa Renfe de que la incidencia está solucionada se restablece la circulación. Ya sé que no me lo reembolsarán. Me compro un bocata en Prado de San Sebastián, que hoy no traía comida porque iba a comer en el la cafetería del trabajo.

Me subo al bus a las 13:30. El 40% del trayecto lo puedo aprovechar, al menos, leyendo un paper y dándole vueltas a los methods.

Son las 15:10 y llego a Cádiz. Me acerco a la estación a pedir una tarjeta de transporte, que la comunal la tiene mi mujer. Con lo que me muevo, total, podría tener la mía propia. Me dicen que hace meses que no llegan tarjetas del consorcio, y que tendré que pagar con mi propia tarjeta del banco. El tramo de tranvía a San Fernando me sale por 3€.

Me tocó esperar casi una hora a que pasase, a las 4pm. Finslmente, llegué a mi casa a las 4:30-4:45pm. Abrí el portátil y ahí fue cuando vi lo de la placa. Pero parece que al final era un mal contacto porque, tras varios días, lo volví a abrir y cerrar y volvió a funcionar.

Apuntes de la jornada:

1) Adif, la empresa que lleva la red ferroviaria, ha dejado pasar mucho la mano con el mantenimiento y no me extrañaría que tuviese alguna conexión con cuando abarataron los precios de los bonos. En cuyo caso, pues qué lástima hombre, que sólo pueda haber cosas buenas a base de abaratar en otras cosas necesarias. Todos sabemos cómo acaban las historias de falta de mantenimiento, y si a eso añadimos los desastres que se vienen por el cambio climático… pinta mal el futuro.

2) Por otro lado, una cosa a apreciar es la interconexión de tantos medios de transporte, que me permitió ir resolviendo situaciones conforme se planteaban, y pude desplazarme cientos de kilómetros sin coche propio.

2) Salvo barcos y aéreos, creo que conseguí coger todos los tipos de transporte en un día.

3) En cierto modo, fui a Sevilla a comerme un bocadillo.