A veces recuerdo cosas que nunca debí olvidar. ¿Dónde quedó el aire fresco y ese cielo celeste? ¿y ese mar poco profundo en calma? ¿dónde quedó aquel astro clavado en el cénit? ¿Y esa brisa que mecía los pétalos?
Sonabas en do mayor séptima disminuida. Te mezclabas entre urodelos, cnidarios, ctenóforos, álgebra y reflejos de mentes no escuchadas. Te dejabas retratar y eras reina de mi pensamiento en las horas muertas.
Zumbabas en los oídos de mi compañero de viaje, de tanto que hablé de ti.
Tomaste muchas formas, y te impregnaba aquel aura de potencialidad que te hacía tan sublime.
Vuelve más a menudo para inspirarme, mi querida Nelzia. Hogar de los Vientos.