Y no por mirar hacia atrás tenemos que recordar malas cosas.
Pasa que ayer y hoy, mirando en el blog de fausto23, me topé con una entrada en al que hablaban de KDE 3.5.*, además de otros entornos de escritorio. Y no pude evitar recordar aquellos tiempos en los cuales aún era un recién llegado al mundo GNU/Linux, y en los que pasé por muchas experiencias, tanto gratificantes como malas.
Recuerdo que la primera distro Linux que instalé fue hace 2 años, cuando leí esta entrada en Fent Linux y me entró el gusanillo: ¿y por qué no? Se trataba de Xubuntu 7.04, que incluía XFCE. Obviamente, los pocos que me conocen saben que lo mío (ni lo de nadie, supongo) no sea hacer las cosas bien a la primera, así que ya os podéis imaginar lo que pasó cuando tuve que particionar el disco… xD. Suerte que Oscar estuvo ahí, enseñándome a desenvolverme bien, y tras haber exprimido un poco a XFCE, escuché a Oscar, que me dijo: Xubuntu es una mierda. Pásate a Kubuntu. Lo hice, pero ésta vez bien.
Y lo que me encontré me dejó sin palabras.
Simple, sencillo, y bonito. Perfecto. No había palabras en aquel entonces.
Estuve poco tiempo trasteando con el Live-CD, porque simplemente quería instalaralo para poder hacerlo funcionar al máximo. Al principio la apariencia me resultó un poco chocante, pero luego me acostumbré.
Cuando por fin lo instalé, dejé de usar XP durante lo que quedaba de curso. No podía parar, estaba como loco con semejante coloso de los SO’s. La interfaz era muy intuitiva, uno sabía dónde tenía que buscar las cosas y cómo hacerlas. Y sobre todo, la estabilidad.
Porque si luego tuve que reinstalar unas 4 veces en lo que sobraba de año, fue por mi torpeza y falta de conocimiento. Pero estoy seguro que si no hubiese trastocado con el sistema, aún lo tendría en la partición primaria, y no habría dado nada del mundo a cambio de una mísera actualización (de hecho, fue ésto mismo lo que me costó el tener que reinstalar).
La inmensa mayoría de aplicaciones (incluyendo algunas GTK), se adaptaban a la perfección a KDE, que era la auténtica esencia y fuente de la estabilidad e integración con aplicaciones, independientemente del núcleo (porque aunque cambié de núcleo un para de veces en una actualización, la estabilidad era igual, y sin embargo, ese mismo núcleo corriendo una versión mayor de KDE, lo fastidiaba todo). Quizás me equivoque en algo de esto último, pero ésa fue mi impresión.
Y, pasado un tiempo, anuncian esto:
Un cambio total de todo. La gente no se lo creía, había muchas ganas de probarlo… y sólo unos pocos se dieron cuenta de lo que esto suponía.
Al querer reconstruir todo KDE de nuevo, se perdería el desarrollo de un software tan estable como eran las versiones 3.5.*. Y además, con el tiempo, y tras haber rehecho todo lo hecho, se iría enterrando algo tan bueno como 3.5… y en cierto modo, ha pasado algo parecido. Que con esto no quiero decir que KDE 4 sea malo, ¡ni hablar! sólo digo que los cambios se podrían haber hecho de forma más gradual, darle tiempo al tiempo. Además de que se ponía a los usuarios entre espada y pared: o un software estable, y en posible decaída, o algo totalmente nuevo, innovador y con todas las consecuencias que esto acarrea.
Yo no dudaría de volver a usar KDE 3.5.7 . Creo que, si algun día llegase a tener un netbook o un portátil, recurriría a ese CD Verbatim que está en mi funda especial de CDs, en el que pone con un permanente: “KUBUNTU 7.04 FEISTY FAWN – i386”
Ésta ha sido, sin duda alguna, una de las entradas improvisadas más raras que he hecho. Y ahora planteo: ¿optarías por seguir usando 3.5 gracias a su gran integración, o pasarías a 4 sin dudarlo? espero algún que otro comentario.